El ingeniero forestal Juan Lell analiza la importancia del arbolado en las ciudades y su contribución en una mejor calidad de vida de los habitantes. En el libro editado reflexiona acerca de la implantación y cuidados de árboles para veredas, las implicancias del ambiente urbano y su interrelación con la biología de los árboles y sus efectos ambientales.
Según el ingeniero forestal Juan Lell, como en el ecosistema natural, los árboles de una ciudad presentan distintos niveles y tipos de interacciones. Se relacionan con factores abióticos (suelo, aire, agua) y tienen gran influencia en los ciclos biogenoquímicos y en los distintos aspectos de la población humana. Se incorporan a un ambiente muy distinto al de su medio natural y deben adaptarse cumpliendo funciones sociales.
Por esto, el autor señala que los árboles urbanos no deberían ser considerados únicamente por su valor paisajístico o su carácter ornamental.
Según estudios del Servicio Forestal de EE.UU. en la ciudad de Chicago, cada árbol representa un ahorro de entre 50 y 90 dólares por año por su "trabajo" de brindar sombra, bloquear la circulación de vientos invernales y remover la atmósfera de gases contaminantes. |
Dada la importancia del arbolado, Lell, que es además profesor en la Facultades de Agronomía y de Ciencias Exactas de la UNLPam., destaca algunos aspectos a tener en cuenta en la elección de las especies. Entre ellos menciona la seguridad, la rusticidad de las especies, y el tamaño final de cada árbol.
Es importante de destacar el análisis y las recomendaciones realizados en la obra acerca de las podas. Según Lell, en las veredas urbanas se observa el empleo de árboles con estructuras semilibres, lo que hace necesarias las intervenciones de mantenimiento.
Después del 2° o 3° año se estructura la copa con la eliminación progresiva de las ramas inferiores hasta una altura pertinente para el tránsito peatonal y vehicular. Se eliminan los dobles tallos desarrollados en un ángulo muy abierto y las ramas que se entrecrucen con otras. Se debe procurar resguardar la forma de crecimiento natural de la especie y el desarrollo equilibrado horizontal y vertical de las ramas a lo largo del tallo.
Funciones del arbolado urbano
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A fin de minimizar los daños y favorecer las defensas del árbol, el lugar más adecuado para el corte está ubicado inmediatamente por fuera del cuello de inserción.
En ramas grandes se recomienda hacerlo en 2 o más fases. El último corte se realiza de arriba hacia abajo a fin de evitar que se desprenda parte de la corteza.
La poda puede facilitar la difusión de enfermedades transmisibles o la pérdida de savia y resinas por las heridas, por lo que es importante considerar las épocas más adecuadas para su realización. Se recomienda cortar las ramas en períodos de retroceso o paro de la actividad vegetativa, inmediatamente seguido por un período de actividad.
En las especies caducifolias, la época recomendada es la invernal, cuando mantienen una baja actividad biótica.
En las especies coníferas se trata evitar las podas durante la brotación y la época de bajada de savia.
En síntesis, la propuesta de Lell es de significativa importancia para los habitantes de las ciudades, aporta conocimientos, investigaciones y consejos destinados a mejorar la calidad de la vida urbana.
Texto: María Rivas
Ilus.: Bibi González
(Artículo publicado en Suplemento ECO el 27/07/2015)