Pascuas

La Pascua es la festividad más importante en la religión cristiana. De ella dependen las fechas de muchas otras celebraciones religiosas. Sin embargo, para la mayoría de las personas, la forma en que se determina la fecha en que se festeja la Pascua es una incógnita. Las razones deben buscarse en la Historia y en el Calendario.

A partir de la huida de Egipto, los judíos establecieron la fiesta de la Pascua para conmemorar su liberación de los egipcios. Esta fiesta coincidía con la luna llena más cercana al comienzo de la primavera.

Por otra parte, y según los registros más serios, Jesucristo fue crucificado el día 14 de Nisán del año judío, que fue viernes; y resucitó el 16 de Nisán, es decir, el domingo siguiente. Como el mes Nisán comenzaba con la primera luna nueva de la primavera (del hemisferio norte), la crucifixión ocurrió durante una luna llena.

Ya en nuestra era cristiana, el Concilio de Nicea realizado en el año 325 d. C. determinó que la Pascua de Resurrección debía celebrarse el domingo siguiente al primer plenilunio después del equinoccio de primavera, fijándose la fecha del equinoccio el 21 de marzo. En el caso de que la luna llena cayera en ese domingo, sin embargo, la Pascua debería celebrarse el domingo siguiente.

El problema de una fiesta lunar en un calendario solar
El movimiento del Sol y el movimiento de la Luna en el cielo de un determinado lugar fueron las bases fundamentales para el cómputo del tiempo a través de la Historia. Tales cambios en el cielo local son reflejo de tres importantes movimientos planetarios: la rotación de la Tierra sobre su propio eje, la traslación de la Tierra en su órbita alrededor del Sol y la traslación de la Luna en su órbita alrededor de la Tierra.

Cuando se trata de medir el tiempo siguiendo el movimiento de varios de esos cuerpos celestes a la vez surgen diversas complicaciones: sería una coincidencia muy poco probable que los períodos de tiempo que tardan tres fenómenos astronómicos independientes entre sí estuvieran relacionados. Dificilmente uno de ellos sería múltiplo de los otros. Es decir: que el tiempo que la Tierra tarda en dar una vuelta al Sol (el año) fuera un múltiplo entero del tiempo que nuestro planeta tarda en dar una vuelta sobre sí mismo (el día) sería una coincidencia en la naturaleza (sabemos que en un año hay 365,25 días); y del mismo modo, que el tiempo que pasa entre dos lunas llenas consecutivas (el mes lunar) fuera un múltiplo entero del tiempo que la Tierra tarda en dar una vuelta sobre sí misma (el día) también sería una gran coincidencia (sabemos que en un mes lunar hay aproximadamente 29,5 días). Por consiguiente el día, el mes y el año no son múltiplos enteros el uno del otro, y un sistema para medir el tiempo de la sociedad que tenga por base a uno de ellos no coincidirá con respecto a sistemas de medición basados en los otros dos.

El caso que nos preocupa, el problema de la determinación de la Pascua, es consecuencia de superponer a un calendario de tipo solar (el Gregoriano) un suceso de tipo lunar (una luna llena): la Pascua de Resurrección está ligada, por un lado, al Año Solar Trópico (el año de las estaciones) que determina la fecha en que ocurre el equinoccio de marzo y, por otro lado, al ciclo de las lunaciones.

Las Líneas Meridianas y la determinación del equinoccio
La sociedad occidental, basada principalmente en una organización del tiempo de tipo religioso, necesitaba que su fiesta máxima, la Pascua, pudiera ser determinada con total precisión, sobre bases comunes y así mantener adecuadamente un sistema social cada vez más complejo.

En 1701, Francesco Bianchini, por encargo del papa Clemente XI construyó la Línea Meridiana de Santa María de los Ángeles en la iglesia del mismo nombre situada en Roma. Ésta línea es una de las muchas existentes en Europa, especialmente en Italia. Consta de una franja recta de 44m de largo, que coincide con la línea Norte-Sur, marcada en el piso con un fleje metálico y de un agujero cercano al techo de la misma, a 20 metros de altura, por el que entra la luz solar.

Cuando el sol, en su recorrido diario, pasa por la posición más alta en el cielo, la mancha de luz (la imagen del Sol) toca exactamente la línea meridiana: se ha determinado así rigurosamente el instante del Mediodía Solar Verdadero.

El punto de la Meridiana correspondiente al equinoccio es fundamental ya que sobre él pasa el centro de la mancha de luz a las 12 horas del día del equinoccio. Así se verificaba que lo establecido por el calendario Gregoriano era correcto y a partir de ahí podía determinarse la fecha de la Pascua.

Bianchini calculó, además, las posibles ocurrencias de las lunas llenas después del equinoccio determinando que la Pascua solo podía darse entre los días 22 de marzo y 25 de abril.

Néstor Camino
Complejo Plaza del Cielo

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