Las ballenas y el CO2

Una ballena “secuestra” durante su vida unas 33 toneladas de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, un servicio que mitiga el cambio climático con un valor económico de 2 millones de dólares al año.

 

A esta conclusión llegó un estudio realizado por economistas publicado por la revista Finance and Development (F&D), que edita el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este organismo, que goza de poca simpatía social, fue el encargado de ponerle “precio” a las ballenas. Señala que estos cetáceos acumulan CO2 en sus cuerpos durante su larga vida (200 años) y que cuando mueren se lo llevan al fondo del océano.

Esta “capacidad” para “secuestrar” las emisiones de CO2 (que contribuyen al cambio climático) se convierte en una importante solución natural a este flagelo atmosférico.

Y donde hay ballenas hay fitoplancton. Estos organismos acuáticos producen un 50% de todo el oxígeno de la atmósfera y se calcula que absorben unas 37.000 millones de toneladas de CO2 (4 veces más que la amazonia). “Además, las heces de las ballenas tienen un efecto multiplicador sobre el fitoplancton ya que contienen hierro y nitrógeno, elementos que estos organismos necesitan para crecer. Entonces, cuantas más ballenas, más oxígeno”, dicen los economistas ligados a la entidad monetaria.

Se estima que hay 1,3 millones de ejemplares de ballenas en los océanos, una cuarta parte de lo que había antes del auge de la caza. Por eso los investigadores dicen que existe otro motivo para conservar a estos cetáceos: "Nuestras estimaciones conservadoras ponen el valor de una ballena promedio en más de 2 millones de dólares por año y del total de la población en más de un billón por año".

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