Frutos del bosque norteño

Frutos autóctonos del norte argentino, casi desconocidos, buscan su lugar en el mercado. Se trata de alimentos que consumen los habitantes en el norte de manera cotidiana y son la materia prima de vinagres, mermeladas y escabeches entre otros alimentos. Además de la posibilidad de inserción en el mercado, la intención de los productores es mostrar el trabajo que hacen de manera sustentable con respeto por la tierra y el medio ambiente.

El bosque argentino es un abanico de posibilidades de desarrollo sustentable, dentro de los productos forestales no madereros se pueden encontrar los frutos de los árboles. Desconocidos para la mayoría de los argentinos, los frutos del bosque norteño pueden ser muy ricos en nutrientes y en sabor. Son consumidos desde hace siglos por los habitantes de la región y se pueden consumir en diferentes presentaciones.

El proyecto El Bosque y su gente, apoyado por Naciones Unidas, abarca el Bosque Atlántico misionero, las Yungas y el Chaco Seco, tres de las ecorregiones de mayor biodiversidad de la Argentina. De él participan por ahora 800 familias, todos pequeños productores de comunidades originarias y criollos. Los frutos que forman parte del programa de desarrollo son los siguientes: Guaviroba, Jacaratiá, Cerella, Ubajay, Guaparoti y Chilto.

Estos frutos están en la tierra, y los productores toman lo que la naturaleza les da para aprovecharlos en su máxima expresión. “El chilto, por ejemplo, se come en toda Latinoamérica y de repente no estábamos enterados de que en las Yungas de Jujuy la gente elabora dulces o escabeche, y es delicioso. O los vinagres de frutas absolutamente desconocidas, que son muy interesantes”, comentó la chef Dolli Irigoyen, quien acompañó a los productores durante su estadía en Buenos Aires. 

Además del aprovechamiento de estos frutos, y lo que significa para los productores poder comercializarlos, tiene un valor muy importante para la naturaleza ya que permite que no se degrade el ecosistema por los desmontes.  “Vinimos en un remís y el chofer no podía creer que todo lo que traíamos está en la Argentina --cuenta Verónica Suracoski, de una cooperativa de Aristóbulo del Valle, Misiones--. Hacemos vinagres con frutos del bosque. Muchos se están perdiendo porque la gente desmonta para plantar yerba”.

El proyecto lo lleva adelante el Ministerio de Ambiente, con un aporte de 4 millones de dólares del Fondo para el Medio Ambiente Mundial de Naciones Unidas.

 

Fuente: Clarín

 

  

 

 

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