Una voz y una herramienta necesaria

Los que seguimos en los medios las noticias sobre temas ambientales estamos acostumbrados a percibir una suerte de pensamiento casi único en el modo de abordar los temas y en las respuestas que suelen proponerse. El mensaje, repetido bajo innumerables formas, es el de apelar a la conciencia individual como forma de solucionar los mayores conflictos sociales de nuestro tiempo.

Desde las "50 cosas que pueden hacer los niños para salvar la Tierra", hasta el documental por el que Al Gore recibió un inmerecido Premio Nobel, el mensaje suele ser el mismo: los conflictos ambientales se resuelven por una suma de pequeñas acciones individuales. Está claro que sostener esos puntos de vista garantiza una importante inversión publicitaria por parte de las empresas que quieren desviar la atención sobre los principales responsables de la crisis ambiental. Que, por supuesto, no son los niños que tiran un papelito en el suelo del aula. ¿Tengo que recordar que siempre habrá publicidad para aquellos medios que elogien las acciones "verdes" de las petroleras y las empresas químicas?

Es en ese marco que quiero destacar la importancia del mensaje del ECO, como una voz independiente que siempre ha planteado que las responsabilidades y acciones individuales requieren también de políticas públicas que las consoliden. Como un medio que ha podido cooperar con acciones de conservación de distintos gobiernos sin convertirse en un vocero oficial.

El periodismo es la conciencia pública de una sociedad y ECO es una de las pocas voces que ha podido mantener, no sólo la continuidad sino también la independencia de criterio y el rigor científico en estos veinte años.
¡Felicidades!

Antonio Brailovsky

  • Escritor, investigador y economista.
  • Prof. Titular en las Universidades de Buenos Aires y Belgrano.
  • Convencional Constituyente de la Ciudad de Buenos Aires.
  • Ex Defensor del Pueblo Adjunto de la Ciudad de Buenos Aires.

 

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