De Gualeguaychú a General Acha

En un una decisión trascendental, los vecinos de Gualeguaychú levantaron el corte del puente que une a nuestro país con Uruguay. Políticos y muchos periodistas reclamaban medidas "maduras" y "civilizadas". La suspensión votada distendió los ánimos.

La historia en las márgenes del río Uruguay tiene su parecido 600 kilómetros tierra adentro.

Porque igual que en Gualeguaychú, en esos pagos se escucharon las voces sobre “las razones sin razones” de los vecinos autoconvocados cuando, en la localidad pampeana de General Acha (La Pampa, Patagonia Argentina), se opusieron masivamente a la instalación de FIASA.

Igual que allí, los informes técnicos se cruzaban y daban por seguro que nada pasaría. Igual que allí, los empresarios se mostraron muy poco y declamaron que el ambiente era parte de sus vidas. Igual que allí, alguien se atribuyó el derecho de instalar una fábrica sin preguntar.

Porque igual que en Gualeguaychú, en General Acha los últimos enterados, los últimos en saber que a pocas cuadras de sus casas se levantaría una fábrica, los últimos fueron los vecinos.

Puede ser que la planta no contamine, que existan otras instalaciones a la vuelta de la esquina en peores condiciones, que las aguas no estén tan limpias. Hasta es posible que la decisión final de la asamblea no era la óptima o la correcta.

Pero no se puede reclamar sensatez cuando se debe optar por alternativas que no son tales. Este es el detalle que no cuenta para muchos analistas.

Los asambleistas de allí y de aquí dijeron en voz alta que no estaban solamente para votar a diputados, gobernadores y presidentes.

Reclaman y exigen respeto. Antes de entrar, primero hay que golpear la puerta, luego pedir permiso y esperar una respuesta para poder pasar.

Lic. Pablo D`Atri
Director ECO
(Junio de 2010)

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