El peludo

¿Conocen al Peludo Valentín? "Tiene cueva de dos pisos/ Es pocero y albañil/ Mira La Pampa de abajo,/ Vive junto a su raíz", dice el poema de Marcelino Catrón.

Se trata ni más ni menos de ese animalito simpático, que con su caparazón a cuestas, habita gran parte del territorio americano.

El peludo Valentín

Lo vieron cerca de Doblas,
Anduvo por Macachín,
Siempre buscando tesoros
El peludo Valentín.

Tiene cueva de dos pisos
Es pocero y albañil,
Mira La Pampa de abajo,
Vive junto a su raíz.

Él conoce penas indias
Enterradas por allí.
A la hora de los grillos
Prende su viejo candil;

Frente al espejo de charco
se peina para salir.
Cuando la luna de Hidalgo
Se vuelve chispa de sal,

Su sombrita de prehistoria
Cruza la noche y se va;
Gliptodonte de juguete
Se pierde en el pajonal.

Perfume de alfalfa y cardo
Collares de piquillín,
En una puerta del monte,
Ella espera a Valentín.

Letra: Marcelino Catrón

Y parece que para "Valentín" el tiempo no pasa. Tiene todas las características de aquellos animales prehistóricos, nada más que en tamaño reducido. "Gliptodonte de juguete", le dice Catrón en su poesía, y es así.

Si bien no son muy rápidos, cuando de correr se trata, sin embargo tienen suficiente fuerza en sus manos como para cavar las cuevas en la tierra. Estas madrigueras, tienen largos pasillo (llegan a medir hasta el metro y medio), y una habitación central al final.

Permanece en la madriguera durante el día, y sólo en las noches o en las siestas nubladas sale de ronda. Con su caparazón rasposo, con unas bandas cruzadas (una de las cuales se mueve cuando camina), sale a buscar su alimento.

Si de elegir se trata, prefiere las hormigas y esos bichitos "de la humedad" (termes) que viven en los tronco podrido. Aunque la dieta es mucho más variada. Puede comer langostas, lombrices, caracoles, los pichones de muchas aves que construyen sus nidos en el suelo, lagartos, sapos y animales muertos. Eso sí, nunca falta alguna plantita de distinto tipo y sabor en sus comidas.

Si alguien quiere saber de estas tierras, nada mejor que preguntarle al peludo, que vio a los indios, a los conquistadores, los arados tirados por caballos, los paisanos, y las modernas cosechadoras. Los mapuches le decían "covür" y, cuando él los veía venir, apurado cavaba una cueva con sus uñas tratando de enterrarse. Sucede que para los antiguos habitantes de estas tierras, el peludo era todo un manjar. Lo cocían, igual que lo hacen los paisanos en el campo, con el caparazón. Ademas, con ese mismo caparazón hacían unos instrumentos tipo pequeñas guitarras, con cuerdas de tendones.

Hoy, se suele uno encontrar con algún "Valentín" convertido en charango. Aunque, por suerte, también vaga por los campos o entre el pajonal. Si estamos en un buen día, a veces lo vemos acompañado con su cría. En invierno y también en primavera, entre tres y cuatro pequeños nacen del vientre de la madre. A poco de amamantar, salen de sus madrigueras y tiempo más tarde se los ve, solos, como les gusta vivir.

Ficha técnica

Nombre vulgar: peludo, "covür" en lengua mapuche.
Nombre científico: Chaetophractus villosus
Hábitat: El peludo habita la región central de Argentina, pero tiene una veintena de hermanos que habitan desde el sur de Estados Unidos (incluso en Texas), hasta el centro de Argentina.

Los peludos, que casi no ven, que oyen muy poco y que se valen sobre todo del olfato, suelen ser cazados y encerrados en cajas o tanques como "mascotas". Allí, tristes, permanecen la mayor parte del tiempo quietos, y por las noches, cavan haciendo un hoyo tratando de recobrar la libertad.

(Publicado en ECO de junio de 2001)

Ilut.: Sergio Ibaceta

Fuente: Revista Vida Silvestre; Enciclopedia de los animales (Ed. Larousse); Diccionario Mapuche, de Esteban Erize; Ernesto Del Viso y Horacio Riesco.

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